miércoles, 23 de marzo de 2011

Hilo musical


Compre dos libros de Alpha  Decay, No voy a salir de aquí de Micah P. Hinson e Hilo musical de Miqui Otero, entusiasmado por adentrarme en el catálogo de una editorial que no solo había publicado los libros de estos dos autores para mí tan significativos, sino que además cuenta con otros tan interesantes como Antonio Luque o Jack Green (cuyos títulos acabaré reseñando aquí tarde o temprano).

Tras la desilusión que supuso la novela de Micah P. Hinson, me embarqué en la lectura de Hilo musical con ciertos recelos. No obstante, al poco de comenzar el libro, descubres que la prosa de Otero tiene un toque muy personal, que seguro que desquiciará a algunos lectores y a otros los atrapará, así como la historia o los personajes que en ella intervienen. Pues bien, yo desde luego me sitúo entre los más aguerridos seguidores de la obra, por muchas razones, por el curioso universo que refleja, el humor con el que describe esta historia de frikis y losers, donde existe esperanza de un mundo mejor para los más tristones, por su habilidad para hacer que su, en ocasiones, enmarañada forma de escribir hipnotice desde el principio al lector para que devore su novela casi sin parpadear, y por último, por el soplo de aire fresco que supone descubrir a un escritor con un universo tan peculiar y fascinante que mostrar. Y ya no cuento más porque no quiero reventarle a nadie este libro, para bien o para mal.

Si lo compras y te gusta, estarás encantado, si no te gusta, qué le vamos a hacer, tú te lo pierdes…

Ojalá que su próxima novela me deje tan perplejo como ésta.


miércoles, 9 de marzo de 2011

No voy a salir de aquí




Micah P. Hinson es una garantía cuando se habla de lanzamientos musicales, entre su discografía tiene cosas que me gustan en mayor o menor medida, pero, en general, puedo afirmar que recomendaría con los ojos cerrados cualquiera de sus álbumes. Hasta aquí mi relación con Micah parece perfecta, me podríais acusar de que soy fan fiel de este cantautor y no lo negaría, bien, sus canciones me parecen muy buenas, pero su faceta de escritor… ¡¡¡ay su faceta de escritor!!!

He de decir que compré su libro tan rápido como tuve noticia de su existencia, pero cuando me lancé a su lectura, supe desde las primeras páginas que algo no funcionaba. Sabía que Micah había tenido una juventud difícil y que eso impregnaba sus canciones, pese a su edad, de cierta perspectiva de desencanto hacia la vida. Una negatividad que en sus canciones, junto a su cada vez más grande inquietud musical, acaba dando sentido a todo lo que escribe, llenando de credibilidad y fuerza sus letras. Pero en su novela este recurso no tiene el mismo efecto, puesto que quizá la falta de recursos como escritor de prosa, hace que Micah convierta sus virtudes como letrista en una maldición, ya que se recrea en elaborar un verdadero tratado de arquetipos que parece tener la finalidad de convertirlo en una suerte de autor maldito: personajes maltratados por la vida, con comportamientos extraños, alcohólicos o drogadictos, o las dos cosas, inadaptados y bohemios, etc., todo escrito con una aspereza, una malograda pose melancólica y una evidente falta de madurez, que en ocasiones hasta sonroja al lector.

En fin, quizá la próxima vez me lo piense dos veces antes de comprar otro libro de Micah, desde luego con su música mantengo la fé al 100%.