Había leído previamente el volumen 3 de esta gran serie que es Los combates cotidianos, ¿porqué el 3 únicamente? Pues porque en la biblioteca que frecuento tienen la bonita costumbre de traer las series incompletas y, por ejemplo, empezar por el libro 3 o el 2, y no comprar por nunca jamás el volumen 1.
En fin, a pesar de haber leído de forma inconexa la tercera parte de esta gran novela gráfica, algo me decía que me estaba perdiendo algo realmente grande, así que en cuanto me pasé por la tienda de cómics y vi que habían lanzado un tomo integral de Los combates cotidianos, ni me lo pensé y lo compré de inmediato.
Las expectativas eran altas, pero nunca imaginé que este cómic me iba enganchar tanto, en términos de entretenimiento y emocionalmente. Desde ya, Los combates cotidianos es para un servidor un clásico de la novela gráfica, por mostrar de forma sencilla, realista y, a veces hasta poética el recorrido vital de un personaje muy cercano al lector por su sensibilidad y sus temores, al que la vida atrapa y arrastra hasta que consigue hacerse con las riendas de ésta.
Choca ver un dibujo tan caricaturizado para un personaje tan realista como el que protagoniza esta historia, Marcos, así como para el resto de personajes que se cruzan en su vida. También llama la atención, entre otras muchas cosas, como Manu Larcenet (su autor) cambia de registro en los dibujos cuando Marcos es directamente quien cuenta la historia (haciendo uso del color sepia para recuerdos, imágenes grises y trazados imprecisos para mostrar sus temores…).
En fin, los detalles y las grandes características que constituyen esta obra, hacen que su lectura se convierta en imprescindible para cualquier amante del cómic. Hazte enseguida con él, no te arrepentirás.