domingo, 9 de enero de 2011

Wilson


Wilson es un ser cínico, egoísta, ermitaño e, incluso podríamos decir, despreciable, pero no por esto es menos humano o se compadece uno menos de él. Es un personaje infeliz que no conseguirá resolver o superar nunca sus problemas, ya que ante todo asume la misma actitud esquiva y culpa de todo a los demás. El precio a pagar es la soledad, claro, pero no pasa nada, porque lo tiene asumido.

Los cómics de Clowes suelen estar repletos de este tipo de personajes, individuos perdidos con reacciones extrañas ante situaciones normales, que viven en su propio mundo y se rodean de otros que tienen problemas similares. Pero Wilson es un caso superlativo dentro del mundo de Clowes, historias como la de la hija parecen ser imposibles de superar de lo bochornosa que resulta.

El cómic se lee muy rápidamente y deja, como ocurre con todas las historias de Clowes, un sabor agridulce marca de la casa. A destacar el diferente estilo gráfico empleado para las distintas viñetas, en ocasiones cercano al que siempre suele emplear este dibujante y en otras diferente, con un carácter más sencillo.

Leer Wilson puede convertirse, para algunos, en toda una experiencia, para otros será una pérdida de tiempo. Yo me sumo sin duda a los primeros.

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